lunes, 20 de agosto de 2007
jueves, 16 de agosto de 2007
Esos locos bajitos
Nada ni nadie puede impedir que suframos, que las agujas avancen en el reloj, que decidamos por nosotros, que nos equivoquemos, que crezcamos y que un día, digamos adiós.
[...]
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Todavía una canción de amor
Estoy tratando de decirte que
me desespero de esperarte,
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte.
No corras si te llamo de repente,
no te vayas si te digo "piérdete"
a menudo los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después.
me desespero de esperarte,
que no salgo a buscarte porque sé
que corro el riesgo de encontrarte.
No corras si te llamo de repente,
no te vayas si te digo "piérdete"
a menudo los labios más urgentes
no tienen prisa dos besos después.
Nos sobran los motivos
Esta sala de espera sin esperanza.
Esta mitad partida por la mitad.
Estas ganas de nada menos de ti.
Este huracán sin ojos que lo gobierne.
Este jueves, este viernes.
Y el miércoles que vendrá.
No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
Esta mitad partida por la mitad.
Estas ganas de nada menos de ti.
Este huracán sin ojos que lo gobierne.
Este jueves, este viernes.
Y el miércoles que vendrá.
No abuses de mi inspiración,
No acuses a mi corazón
Tan maltrecho y ajado
Que está cerrado por derribo.
lunes, 6 de agosto de 2007
Gracias por el fuego
Y de pronto sintió que estaba a merced de aquel desconocido. Porque toda su piel le respondía y cada adivinación de un nuevo paso tenía en ella una repercusión del baile, para convertirse en nuevas aproximaciones a un espasmo final que, desde ya, la esperaba en algún instante de su futuro. Sabia que ahí no habia afinidad espiritual, ni recuerdos en común, ni descubrimientos de la simpatía, ni ninguno de esos indicios precursores del amor. Pero sabía que donde el hombre dijera "vamos", ella iría como una automata, como un robot.
Mario Benedetti
Mario Benedetti
domingo, 5 de agosto de 2007
Gracias por el fuego
No importa a qué estado hayan llegado ahora las cosas; lo cierto es que aquello fue realmente una aventura, casi como las del cine o las novelas, una aventura en la que ella fue protagonista.
Mario Benedetti
Mario Benedetti
jueves, 2 de agosto de 2007
Gracias por el fuego
Transpiro como una condenada. El aire está tenso, pero ya sé que nada va a estallar.Qué puedo decirme? Este es el momento, estoy segura. En los días en que estuve alegre, siempre falseé, siempre creí en lo que no soy, la vida color de rosa, etc. En las noches en que me sentí tan mal como para llorar a gritos, no lloré a gritos, sino silenciosamente, tapada por la almohada. Pero ahí también uno exagera. No se puede ser lúcido con el pecho hinchado de congoja, o de desesperación. Mejor llamémosle desesperación. Sólo para mí, claro. Que los demás cuelguen sus etiquetas: hipocondría, neurastenia, luna. Yo he llegado a un pacto conmigo misma y por eso lo llamo desesperación. Este es el momento, estoy segura, porque no estoy alegre ni desesperada. Estoy, cómo decirlo, simplemente tranquila. No, ya me falseo. Estoy horriblemente tranquila. Así está mejor.
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Mario Benedetti
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Mario Benedetti
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